Sensaciones del pasado…

Pese a no ser muy nostálgico, formo parte de ese grupo de personas a las que los acontecimientos acaecidos en el pasado, la historia, les atrae de un modo casi  excepcional.

Desde bien niño, empezando con la paleontología y Egipto, hasta día de hoy, más centrado en los siglos XIX y XX, muchas épocas han despertado y despiertan mi interés. Podría decir que aun con más interés las cuestiones históricas ocultas, o poco conocidas. Actualmente debido a la filatelia me encuentro investigando mucho sobre las antiguas colonias Españolas, de las que poco se sabe y poco nos han contado. Por ello me doy cuenta lo poco que se y que sabemos de nuestra propia historia, y toda la historia, incluidos pasajes con los que no estamos política o religiosamente de acuerdo, o esos episodios que desconocemos, que no nos enseñaron en la escuela, toda esta historia es la que hoy puede ayudarnos un poco más a conocer nuestro presente.

Además de leer, indagar, ver series, películas, jugar con personajes y a wargames históricos, lógicamente, me encanta la parte tangible de la historia. Visitar lugares, enclaves, museos incluso. Y cuando me hayo en esos lugares, mi mente intenta situarse en su época de esplendor.

Paseando por ruinas, subiendo antiguas escaleras, siempre me planteo todo lo que habrá pasado allí. Cuantos guerreros de brillante armadura habrán marchado, cuantos nobles, cuantos amores, cuantas peleas. Imaginar las murallas con sus defensores, o como verían las torres y fortalezas los asustados atacantes. Incluso al pasear por mi pueblo, pienso en como serian las calles en plena primera guerra Carlista, las cuales fueron testigo de duros enfrentamientos.

Algo muy similar me pasa con la filatelia. Cuando tengo entre mis manos un sello con marca de haber sido utilizado hace 50, 60 o 70 años, no puedo evitar el pensar quien y que se enviaría con él. Quizás fuera una carta de amor, o una carta enviada por un soldado del olvidado Sahara Español para algún familiar, o simplemente una carta comercial. Pero aun me resulta más curioso, incluso me siento invadiendo la privacidad de sus emisores y receptores, cuando veo una de esas antiguas cartas, con más de cien años de antigüedad, en la que se puede leer el texto con esas letras largas y exageradas. Personas  reales, como tú y como yo, que ya no vivirán, de las que hoy leemos sus cartas, su vida personal, sus problemas, sus alegrías. No deja de causarme una curiosa sensación.

Nunca podremos viajar al pasado, pero siempre nos quedaran recuerdos tangibles para aprender de él.

Y todo gracias a mi musa…