[…] En 1833, murió Fernando VII. Subió al trono la Reina niña, Isabel II, de solo tres años. Su madre, la Reina María Cristina, decreto rápidamente una amnistía y anuncio la publicación del “Estatuto Real”, una especie de “mini constitución”. Carlos, tía de la reina niña, manifestó que a él le correspondía el trono: se exilio a Portugal, y desde allí llamo a sus partidarios a la lucha. Le apoyaron los convencidos de la causa del absolutismo: en Morella, el barón de Hervés alzo la bandera de la rebelión contra Isabel II. De esta forma, se iniciaba en distintos puntos de España la Primera Guerra Carlista.
Pronto ambos bandos reclutaron a sus tropas de manera voluntaria: los partidarios de Don Carlos eran llamados carlistas, realistas o facciosos. Los partidarios de Isabel II eran llamados liberales, cristinos (por María Cristina), isabelinos… Los liberales establecieron además las milicias, que eran agrupaciones de voluntarios que, sin formar parte del ejército regular, se incorporaban al mismo en caso de necesidad.
Chiva, que ya se había distinguido por tener partidarios de la constitución, quedaba dentro del bando isabelino. Sin embargo, su situación geográfica, cerca de Valencia, pero también lindante con montañas escarpadas y poco habitadas, la situaron en la línea de acción. Madoz cita una pequeña acción, cuya trama encontramos descrita por Francisco Giménez: unos 400 Voluntarios Realistas (Carlistas), la milicia de absolutistas establecida años atrás con dieciséis jinetes, dirigidos por Andrés Esteve “Coleta” y Vicente gil, entraron en Chiva poco antes del amanecer del 22 de noviembre de 1833, y tras tomar las calles principales, alzaron la bandera por Don Carlos en la Plaza Mayor. La cosa no debió tomar por sorpresa a los Chívanos, pues ya el día anterior habían llegado personas liberales de Macastre, Turis y Buñol, armadas, para reforzar a los locales. Además, se encontraba allí siete jinetes con su sargento del séptimo de ligeros, que estaban recogiendo a los quintos de la comarca. Así, que a la señal de varios disparos, los vecinos de Chiva, armados con sus escopetas de caza y auxiliados por los soldados de caballería y los forasteros, cayeron sobre los Carlistas, expulsándoles de la villa y persiguiéndoles hasta el Villar. Se evito así que se hicieran con el castillo, y la guerra, que había estallado con furia en el Maestrazgo, se extendiera hacia el sur.
A raíz de esta hazaña, el Gobierno emitió un Real Decreto, de fecha 30 de Noviembre de 1833, por el cual la villa de Chiva era condecorada con los títulos de Muy Leal, Honrada y Valiente. […]
Fuente: «Chiva, una aproximación a su historia» por Antonio Atienza Peñarrocha.
Y todo gracias a mi musa… ^^